Salvaguardar nuestro planeta y hacer frente al cambio climático son los grandes retos de nuestro tiempo. La biodiversidad es quizá nuestro recurso más valioso. Sostiene y enriquece la vida en la Tierra. Como cualquier cosa de valor, la biodiversidad y, en particular, las especies amenazadas, son explotadas demasiado frecuentemente por delincuentes que buscan beneficios. La delincuencia ambiental es una de las actividades delictivas más lucrativas del mundo.
Es transnacional, converge con otros delitos como la corrupción, el fraude y el blanqueo de dinero, y a su vez los impulsa. La CITES desempeña un papel fundamental en nuestra lucha contra el tráfico de especies silvestres y de madera. Nuestro trabajo conjunto en el Consorcio Internacional para Combatir los Delitos contra la Vida Silvestre ha contribuido a investigaciones internacionales que abarcan 120 países. Las operaciones mundiales de INTERPOL contra el tráfico de especímenes incluidos en los Apéndices de la CITES han dado lugar a miles de decomisos y cientos de detenciones. Pero aún queda mucho por hacer.
Creo que la CITES es más esencial ahora que en ningún otro momento de sus 50 años de historia. Ahora que INTERPOL celebra este año su centenario, reafirmo nuestro compromiso de colaborar con la CITES para combatir los delitos ambientales y proteger nuestro planeta.