Ngozi Okonjo-Iweala

WTO Director-General

WTO Director-General

Este año, el Día Mundial de la Vida Silvestre tiene lugar en un momento crucial de nuestras vidas: la policrisis de las guerras, la inseguridad energética y alimentaria, el cambio climático y la pérdida de biodiversidad nos recuerdan constantemente nuestros deberes fundamentales como líderes de nuestra comunidad mundial. Tenemos que ofrecer soluciones creíbles y eficaces a estos profundos retos que afectan directamente a nuestras sociedades. 

El comercio no es una excepción. El comercio tiene que ver con las personas, con cómo intercambiamos ideas, con los frutos de nuestro trabajo, con cómo interactuamos y nos relacionamos con nuestros vecinos, con cómo nos esforzamos por crear interrelaciones positivas y beneficiosas en todo el mundo. Y quizá ningún otro ámbito del comercio internacional esté más cerca de nuestra relación con la naturaleza que el comercio de especies fauna y flora silvestres. Así pues, el sistema multilateral de comercio tiene el deber, anclado en su objetivo central de promover el desarrollo sostenible, de garantizar que el comercio sea una parte clave de la solución a la crisis de la conservación de la vida silvestre.

Sabemos que el comercio ilegal e insostenible puede tener efectos devastadores en los ecosistemas de los que dependen las comunidades locales para su subsistencia. Pero también sabemos que el comercio legal y sostenible tiene el poder de sacar a las comunidades de la pobreza y proporcionarles las herramientas que necesitan para proteger sus hábitats naturales. Los últimos acontecimientos en la OMC muestran cómo una acción comercial concertada puede marcar la diferencia, desde el acuerdo inicial para prohibir las subvenciones que contribuyen a la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada, hasta el compromiso renovado de utilizar el comercio para hacer frente al cambio climático y a la contaminación por plásticos. 

En este Día Mundial de la Vida Silvestre tan especial, en el que también celebramos los 50 años de colaboración entre la CITES y el sistema multilateral de comercio, aprovechemos este impulso a escala mundial para concebir un nuevo modelo de desglobalización que haga llegar los beneficios a los que antes estaban marginados, que aumente la resiliencia y que garantice al mismo tiempo la sostenibilidad, la conservación y la restauración del medio ambiente. Estamos deseosos de seguir colaborando estrechamente con la CITES en este empeño.

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